Pequeños Einstein
Cuando se presentan casos como los de niños de cinco años que aprueban exámenes de la escuela secundaria, los expertos se preguntan si estos precoces estudiantes son realmente niños superdotados, libres de desarrollar su potencial, o niños normales que están siendo sometidos al equivalente educacional de la alimentación forzosa.
Se han realizado estudios en Japón que han demostrado que los niños que sufren presiones para rendir de forma extraordinaria en el plano intelectual, terminan estresados y neuróticos a los cinco años. El peligro es que estos pequeños se sientan fracasados a tan temprana edad, y toda su confianza naufrague para siempre. Además, se los ha privado de las tareas de leer y escribir, y luego es muy difícil volverlos a integrar al ritmo escolar de sus colegas de edad.
Escuela para padres
Se han presentado casos de padres que presionan a sus hijos para que tengan buenos resultados en los exámenes que los niños realizan para determinar sus conocimientos antes de comenzar la escuela. O de padres que se ocupan de que sus hijos superen los estándares de resultados esperados en el jardín de infantes… Se trata entonces de educar a los padres para que puedan relajarse, y dejar que los niños disfruten y se diviertan en esta etapa de sus vidas en que es normal que lo hagan.
La aceleración no es la respuesta
Los niños necesitan tiempo para ampliar y profundizar su educación, que además debe incluir otras actividades que enriquezcan sus vidas. Si se acelera por ejemplo el aprendizaje de las matemáticas, es probable que el niño no consiga las notas deseadas, lo que es un insulto para su inteligencia, pero se necesita más que saber resolver ecuaciones para aprobar un exámen.
Las voces mayoritarias sugieren que los exámenes adelantados no hacen ningún bien a los niños. La realidad es que los niños a los que desde pequeños se los ha estimulado a discutir y debatir los temas que les interesan obtienen mejores resultados que aquellos a los que se los ha presionado para obtengan buenas notas en los exámenes de nivelación, incluso antes de comenzar la escuela. Los niños no necesitan ser forzados para alcanzar el máximo de sus capacidades, sino que se les deben dar todas las oportunidades de aprendizaje, ¡y mucho tiempo y espacio para jugar!
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